Mi más sincera enhorabuena a monseñor Angelo Scola, arzobispo de Milán y, según dicen, uno de los más firmes candidatos a suceder a Benedicto XVI en la silla de Pedro.
Seguro que monseñor Scola recibirá su recompensa en el Cielo por ser
valiente y consecuente con un dogma de fe contenido en los Evangelios,
como es la existencia del demonio y la necesidad de combatirlo hoy más
que nunca.
¿Qué ha hecho Scola? El diario El País lo cuenta hoy mismo: "Ha
multiplicado por dos la plantilla de exorcistas de su diócesis —de 6 a
12—y ha instalado una centralita para atender a los posibles
endemoniados".
Ojalá que su ejemplo cunda en una archidiócesis como la de Madrid,
huérfana por completo de exorcistas. Remito al lector a mi artículo
titulado explícitamente "Se busca exorcista". Todavía sigo
recibiendo correos cada día de personas afectadas por el Maligno que han
leído mi libro Así se vence al demonio (LibrosLibres) y me piden que les ponga en contacto con algún exorcista que les colme de bendiciones.